Grandes consejos para la cocina mexicana

Si te encanta cocinar (y comer) comida mexicana, estos estupendos consejos de Restaurante Mexicano Mawey que te ayudarán a sacar el máximo partido a la preparación de deliciosos y festivos platos y bebidas mexicanos:

  • Adorne con libertad. Eso no significa una ramita o dos de perejil marchito esparcidas por el plato. En la cocina mexicana, las guarniciones -cebolla fresca picada, rábano en rodajas, cilantro picado, gajos de lima, chiles picados- forman parte integral del plato. Aportan el crujido, la frescura y la acidez brillante que completan un plato.
  • Recicla. La salsa y las patatas fritas de ayer son la sopa de tortilla de hoy y los chilaquiles de mañana. Es bueno para el planeta, ¡y además sabe bien!
  • Empieza el buen gusto en casa. Prueba a hacer nuestras tortillas caseras de maíz y harina y nuestras salsas en lugar de comprarlas en la tienda. Así reconocerás la diferencia entre una tortilla mediocre y algo estupendo.
  • Pruebe cortes de carne poco habituales. La cocina mexicana es una excelente oportunidad para probar cortes de carne poco costosos. Las nalgas, las paletillas y los jarretes cocinados lentamente le recompensarán con una ternura sedosa y un sabor intenso a mitad de precio que los cortes de primera calidad.
  • Aspire a ser la reina o el rey de la acidez. Los toques ácidos, sobre todo del zumo de lima, son necesarios en la cocina mexicana para equilibrar la riqueza y el picante, especialmente en posoles, ceviches y tacos.
  • Asar y tostar libremente. Los tomates, cebollas y chiles asados añaden una capa única de complejidad a salsas y salsas que es característica de la verdadera cocina mexicana. No se salte este paso. El mismo consejo vale para tostar pastas o granos.
  • Prepare bebidas caseras. La cocina mexicana ofrece un abanico de bebidas maravillosamente vibrantes, alcohólicas o no. Anímese y abandone los refrescos y vinos previsibles para un cambio refrescante.
  • Abrace los chiles. No se deje intimidar por los chiles. Con un poco de conocimiento, descubrirá que son fáciles de trabajar y extremadamente saludables, y que añaden un toque de sabor bajo en grasas que le encantará si les da una oportunidad.
  • Primero diga que sí. Antes de decir automáticamente que no a un nuevo alimento o a una nueva experiencia gustativa, recapacite y pruebe un bocado. Recuerde que los europeos tardaron unos 400 años en saber qué hacer con un tomate. Piensa en toda la salsa de tomate que se perdieron.